¿Por qué siento que la vida se me va de las manos?

 Actualmente vivimos en un mundo en donde podemos obtener todo a un click de distancia, pero hay algo que ni Elon Musk puede comprar, el tiempo. El tiempo es el recurso más valioso que tenemos, lamentablemente este no siempre es bien aprovechado.

Cuando somos pequeños sentimos que el tiempo es eterno, esperar una hora se volvía una pesadilla, viajar una hora en carro parecía una aventura completa. Pero, a medida que crecemos nos volvemos más ocupados, con mayores responsabilidades y se siente como si alguien hubiera aplastado el botón de adelantar. De repente los años pasan como mese, los meses como semanas y las semanas como días. Es como si un día estas escribiendo tu propósitos para el año nuevo y al otro te das cuenta que tu mayor propósito es levantarte del sillón. Sin embargo, sabemos que esto no es así ya que el tiempo pasa de igual manera a cuando fuimos pequeños, entonces... ¿Qué cambio?

Robert Lemlich sugiere que percibimos el tiempo de forma relativa a medida que envejecemos. Esto puede sonar un poco confuso así que entendámoslo con un ejemplo. Para un niño de 4 años el vivir un año significa el 25% de su vida, mientras que para un adulto de 40 años el vivir un año más resulta un 2.5%. He aquí el porqué de las diferencias en percepción del tiempo, al año representar tan poco desde el punto de vista del adulto entonces se percibe que pasa más rápido.

Otra posible explicación nos la da el neurocirujano Daniel Eaglemen. El Dr. Eaglemen sugiere que el culpable de nuestro cambio de percepción hacia el tiempo es nuestro cerebro. Al cerebro le atrae mucho las cosas nuevas (la novelería), cuando aprende algo nuevo o experimentamos algo diferente el cerebro tiende a demorarse más en procesar dicha información ya que necesita recopilar la mayoría de detalles sobre lo que vio. Por el otro lado, cuando observa algo ya familiar tiende a procesarlo tan rápido que se vuelve imperceptible. Esta sería la razón por la cual nuestra infancia parece eterna y con las mejores memorias. En ese entonces estábamos experimentando todo por primera vez, el primer viaje, primera montada en bicicleta, el primer amor y así podríamos seguir enumerando todas la primeras veces que vivimos.

En este momento de seguro se preguntarán como pueden evitar que el tiempo se siga escapando de entre los dedos, por eso les voy a hablar de lo que yo generalmente hago para romper el ciclo. La primera es abandonar la rutina. Puede volverse muy fácil el repetir los mismos hábitos todos los días y ojo, no digo que eso sea malo, pero al igual que en todo en la vida, mucho de algo no es bueno. Por ese motivo, de rato en rato, es mejor salir de la rutina y buscar algo nuevo que libere dopamina (o el resto de químicos encargados de la felicidad) en nuestro cerebro. Puedes organizar un viaje con amigos o familiares a un lugar no muy lejos, cocinar un platillo nuevo, aprender algo nuevo que siempre te llamó la atención; o simplemente puedes llamar a personas cercanas y platicar sobre que tal su vida. De este modo ayudarás a tu cerebro a liberar tención y poder "frenar" el tiempo.

Otra forma con la cual detengo el tiempo es mirando al pasado. No me refiero a recordar cosas que no pasaron, sino a las que si y como estas fueron ayudando para cumplir un objetivo. Por ejemplo, aprender a programar parece como si lo hiciera de la noche a la mañana, pero si recuerdo minuciosamente los pequeños pasos como aprender a imprimir oraciones por consola, crear variables, manipular dichas variables, aprender las diferentes estructuras de datos, algoritmos para manejar dichas estructuras, librerías del sistema, etc. Entonces tomo una perspectiva más real de los dos semestres que he estudiado en la universidad.

Finalmente, les quiero decir que a pesar que suene muy a cliché, esta solo en nuestras manos el decidir como llevamos nuestra vida, pero para ponerlos a pensar les dejó la siguiente frase:

"El hecho de un día vamos a morir es lo que nos motiva a mejorar, sino ¿Qué caso tendría vivir?"